22.8.06

NUEVAS TECNOLOGÍAS: la vida horizontal

Cristina Civale, escritora y periodista cultural argentina. Leído en el 11º Foro Internacional por el fomento del libro y la lectura, el 19/08/2006, Resistencia, Chaco.

A mediados de los años 90, cuando Internet comenzó a difundirse masivamente no fue, en esos comienzos, muy original en sus propuestas de lectura. Repetía de manera fatigosa lo que proponían otros materiales de lecturas surgidos de la imprenta. Desde los medios de comunicación hasta los libros electrónicos, asistimos a un panorama aburridísimo y a veces algo inútil que sólo pudo sostenerse por la fascinación de un fenómeno que se presentaba como nuevo.
Los intentos de los libros electrónicos, como esos experimentos que hizo Stephen King con sus novelas exclusivas para la red, duraron poco. El formato pdf y la impresión casera prácticamente daban asco, eran incómodos, feos, descartables, sucios. El año 2000 asistió a su nacimiento pero también a su muerte. Fue imposible competir con la ductilidad del objeto libro, por más computadora portátil e inalámbrica que se pudiese tener.

Otro cuento se contó con los medios de comunicación: todos asistimos fascinados a
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la posibilidad de acceder a los distintos periódicos del mundo estuviéramos donde estuviésemos: todos los diarios y revistas del mundo leídos desde cualquier parte de la tierra, gratis, y a sola portada de clic. Allí la batalla corría por caminos, esta vez exitosos, que más que con un hábito de lectura, tuvieron que ver con la accesibilidad a una información que de otro modo resultaba costosísima o a la que directamente era imposible acceder.

Internet dio cuenta de estos dos fenómenos de lectura y tuvo que transformarlos. Dio cuenta tanto del fracaso como del éxito. Del primero para darlo vuelta y convertirlo en éxito, del segundo para hacerlo todavía más exitoso: entiendo exitoso como útil, original, único.

Tanto en la literatura como en los medios de comunicación tuvo que hacer esfuerzos para generar otras propuestas.

Es así que los que manejaban la tecnología y eran los dueños de los dominios que nos ofrecían contenidos tanto de literatura como de información aguzaron, para beneficio de todos, su ingenio.

En el campo de la literatura, con sus herramientas exclusivas de búsqueda Internet abrió un circuito que posibilita un recorrido transversal por los libros, por los escritores y por los críticos, por los entrecruzamientos entre unos con otros –autores y críticos; libros y autores; críticos y libros y un sin fin de combinaciones- o entre unos y otros del mismo campo (un escritor junto a otro escritor). Si bien el buscador más usado es Google, el buscador que más afanosamente ha trabajado en el sentido de producir una lectura novedosa, excepcional y complementaria a la de los libros se llama A9 y es el buscador desarrollado no casualmente por la librería virtual más grande del mundo: Amazon.com.


Recomiendo enfáticamente una aproximación a este buscador que se encuentra digitando http://www.a9.com/, allí se despliega un menú en inglés –ese es su límite- que puede ser personalizado: es decir cada usuario puede organizarlo según sus necesidades.
Un menú a la derecha de la pantalla se despliega y haciendo clic en la palabra preferencias podremos elegir en cuántos idiomas esperamos que se realice nuestra búsqueda, con qué formato, en cuántas columnas, con qué tipo y color de letra. Los idiomas en los que podemos pedir nuestra búsqueda son
árabe, búlgaro, catalán, chino tradicional o simplificado, croata, checo, danés, alemán, inglés, estonio, finlandés, francés, alemán, griego, hebreo, húngaro,
Islandés, italiano, japonés, coreano, lituano, noruego, polaco, portugués, ruso, servio, eslovaco, español, sueco y turco. A diferencia de los otros buscadores y de las búsquedas que podamos emprender en una biblioteca todas estas combinaciones se dan simultáneamente –gracias a su sistema único de búsqueda por columnas- y en este punto reside la originalidad y sobre todo la utilidad de su uso: esto es la posibilidad de entrecruzar información en pocos segundos y darnos pistas para una nueva lectura enriquecedora que seguramente nos llevará a otros libros, pero a libros a los que nunca hubiésemos llegado si no hubiese sido por esta herramienta.

Podemos intentar algunos ejemplos concretos con el autor Horacio Quiroga, con el Martín Fierro o con Jorge Luís Borges, o con quien queramos. En todos los casos, el buscador nos va a llevar a la librería para comprar el libro o los libros: ése es su negocio. Pero una vez hecho el negocio y promocionados sus productos, nos ofrece una cantidad de herramientas que amplían la lectura, que nos dan pistas probablemente asombrosas sobre los autores buscados y nuevos modos de abordaje.
La red no reemplaza al libro, permite una aproximación al mismo sembrada de contexto, historia y referencias. Esto no pasa con Yahoo, ni con el ya mencionado Google. El A9 es una verdadera herramienta de trabajo para todo docente y un gran incentivo para los alumnos: no es un buscador que nos lleva al chisme; es un buscador serio, en un extremo de optimismo casi podría decir erudito. Y espero haberlos entusiasmado lo suficiente como para que la próxima vez que enciendan sus computadores vayan directo hacia él: http://www.a9.com/ y juro que esta ponencia no está esponsorizada por Amazon.com.
Todavía no está disponible, pero Google, como siempre quiere dar batalla y también está siendo original. La división Google libros quiere resucitar los libros que se des-catalogan año a año y decirnos dónde encontrarlos. Un 75 por ciento de los trece millones de libros que se producen al año en el mundo se olvidan o desaparecen, aseguran responsables del buscador y no hay motivos para no creerles. Estos libros ni quedan para el dominio público ni se vuelven a imprimir. Google asegura que puede "sacarlos de ese limbo", según Marco Marinucci, director de Desarrollo Internacional de Google Books.
Este genovés, que fue editor en Estados Unidos y ahora es responsable del buscador de libros de Google, ha estado en un foro de debate sobre el futuro del libro en Madrid junto a otros expertos internacionales
"La idea consiste en hacerse con todos los canales posibles de información para dar relevancia a los libros y que los usuarios se enteren no sólo de que lo que buscan existe, sino de dónde pueden encontrarlo", ha indicado Marinucci sobre Google Books, que desde su punto de vista "puede cambiar en el futuro todo el mundo de la edición".
Marinucci ha destacado que "la industria editorial empieza a comprender que tiene herramientas digitales para manejar el futuro". También ha aclarado que Google es "una empresa pública y global que respeta las leyes y los derechos de autor de cada país".
Miles de editoriales están ya en la base de datos Google que, con este proyecto, empieza a reorganizar su distribución dando una visibilidad al libro en los mercados que antes no podía alcanzar. Además, cuenta con dos canales distintos, uno para editoriales y otro para bibliotecas, que poco a poco se suman al proyecto.
Google Books nació a finales de 2004, pero en Europa se dieron los primeros pasos el año pasado. Para Marinucci "aún estamos en la primera fase, educativa", que consiste en "hacer visible el patrimonio de conocimientos de la humanidad y salvaguardarlo". En cada país se están llevando adelante acuerdos para respetar tanto los derechos de edición como de autor, el verdadero talón de Aquiles para dar vía libre a este proyecto.
Para Google, todos ganan con Google libros. Las editoriales porque se da visibilidad a los libros; los autores porque sus libros se ponen al alcance de más usuarios; Google, porque aumenta el tráfico en su sitio web. Y si los derechos realmente se respetan aquí tendremos una nueva herramienta para acceder a contenidos discontinuados en librerías.

En el plano de la información, los diarios, al darse cuenta de que con sus servicios gratuitos estaban convirtiéndose en competidores de ellos mismos, tuvieron que empezar a generar nuevos contenidos y acotaron la información difundida gratuitamente. Hoy casi todos los diarios del mundo ofrecen su versión impresa fragmentada. Un parte es de acceso público y otra es de acceso a través del pago de una suscripción. O por lo menos para acceder gratuitamente a todo su contenido exigen un registro minucioso. No cobran en dinero, cobran en información, la de nuestros datos para luego vendernos otros productos. Pero aún sabiendo esto y porque lo sabemos es que podemos usarlos a nuestro favor.
De todos modos, todos generaron una versión autónoma para la red que cuenta con una cantidad de servicios nada despreciables: la actualización de las noticias en tiempo real, las alertas que se pueden recibir en nuestro programa de correo luego de inscribirse gratuitamente en las mismas y contenidos exclusivos para la red, generalmente interactivos, enredados con otros links, que llevan a otros sitios y abren un panorama de lecturas que los diarios impresos no dan. El diario impreso y el diario on line se han convertido al día de hoy en dos objetos diferenciados. El diario para el cual escribo lo demuestra claramente. Una cosa es su edición de papel y otra su edición on line: otro diseño, otras prioridades, otros periodistas, otros jefes, otros espacios de trabajo, otra velocidad. Nada puede caducar on line: muchas veces el diario de papel ya nace viejo si algo sucedió durante la madrugada.
En este aspecto es donde más puntos suma la red.


Hasta aquí la red y la lectura parecerían ser un asunto de otros, donde nosotros, usuarios, permanecemos pasivos: surfeando, buscando, olfateando, siendo gimnastas de nuestras mejores intuiciones.

Pero todo esto cambió cuando nos dimos cuenta que el concepto usuario no sólo significaba navegar y buscar; nuevas herramientas se crearon a partir de los softwares libres –un tema que merece toda una intervención aparte- a partir de los cuales primero se revolucionó el campo de la información y de allí también se contagió benignamente la literatura generando otros hábitos no sólo de escritura sino también de lectura.

Con la aparición del blog o bitácora cada usuario puede gratuitamente armar su página, escribir, subir información, ser productor de sus propias noticias, difundir sus propios textos sin mediación de empresas y del llamado mainstream. Internet generó lugar para la lectura y la escritura de la resistencia. El programa de carga gratuita Blogger, el más utilizado en español y generado por Google, permite que cualquiera arme su propia página en pocos minutos, literalmente y en tres pasos sencillos. En el sitio www.blogger.com/start lo explica.

Antes de que naciera el programa Blogger, el blog como concepto de resistencia ya existía. El primer portal de contra información se llamó Indymedia, nació hace ya hace 5 años y todavía funciona, en cada país del mundo, en cada idioma, todo están interrelacionados. Indymedia privilegió el upload sobre el download. Es decir la subida de la información a la bajada de la misma. Todos podemos y debemos ser testigos, estar atentos, contar las historias que vemos: ser cronistas de nuestro tiempo, alertas, comprometidos, denunciantes: indymedia creó una red de estructura horizontal, no vertical y esto aunque se genera en la lectura y en la escritura va más allá de ella ya que promueve en sí misma modos de organización social estructurados horizontalmente: un verdadero giro de 180 grados. Este fenómeno que nació en la red y con las posibilidades que daban sus softwares libres bajaron a la realidad creando un número considerable de colectivos de estudios, de escritura, de creación, de lectura y formación con esta estructura horizontal y tendiente al éxodo, es decir todo un mundo que puede manifestarse más allá del paraíso falso que espera ofrecernos la supuesta pertenencia a la sociedad organizada, siempre por otros.
Podemos ejemplificar el alcance de lo que acabo de explicar con lo que hoy está sucediendo en el Líbano. Son los propios libaneses sobrevivientes las mejores fuentes de información de los que sucede día a día en el país. Y esto es por dos motivos: porque están allí resistiendo y porque al no tener la distancia o el estupor que podría atrapar a cualquier corresponsal, nos dan una visión única y descarnada: ellos son las víctimas, no los observadores de las víctimas.
Así lo demuestra el blog del joven dibujante y músico libanés, residente en Beirut, Kerbaj Mazen, que día a día ilustra con sus dibujos lo que va sucediendo en el ataque israelí al Líbano, además de acompañarlo con sus textos escritos desde lo más hondo de su sentimiento de ser un artista en un país asediado.
La CNN o la BBC no son la fuente para saber lo que sucede hoy en el Líbano –como tampoco lo fueron durante el huracán Katrina o durante los atentados al metro de Londres-. Estos medios o llegan tarde, o tienen una perspectiva lejana o por lo menos cargada de los intereses de los dueños de los medios.
Todos ya debemos conocer Youtube.com (literalmente se traduce del inglés como “vos transmitís”). Es un sitio donde cualquiera que tenga un teléfono dotado de cámara de video o una camarita de video de cualquier tipo y un cable colgado a su computadora puede subir el video que quiera: desde películas caseras, visitas a museos o reportes de guerra.
Hoy en Youtube está colgado un video que empieza diciendo justamente: “Aquellos afortunados que no han vivido una guerra quizá creen entender lo que es mirando la CNN, la BBC, o leyendo la prensa. Este video es un intento de dar una visión más realista del terror que supone un conflicto como éste para civiles inocentes y para los niños”. El video que lo acompaña es una producción casera hecha desde el balcón de un edificio por un vecino de Beirut. En las imágenes se ve y se oye una noche libanesa, la del 16 de julio: silencio durante unos segundos, luego un rayo, una tremenda explosión y luego otra. No hay más que eso. Su autor es Mohamed Soubra, un chico de 27 años. Por otra parte, al día siguiente, una chica israelí de Haifa, Gayfa, corre hacia un refugio cuando las sirenas empiezan a sonar, tiene una cámara de video sobre su mesa, la toma y con ella respira la corrida de 21 segundos hasta el refugio, luego la sube a la red a través del sitio Youtube.com Aquí tenemos la guerra en directo contada por quienes la sufren en el momento que la sufren, con un delay de segundos con respecto a la vida real: ni la prensa escrita ni la online han logrado semejante cosa.

A9.com, Googlelibros, Blogger, YouTube y sus transmisiones de video, son herramientas de trabajo imprescindibles para encontrar una perspectiva más inmediata del mundo, no superpuesta a la de los libros u otros medios impresos: sumada a ellos, ya a esta altura de la historia como parte imprescindible de nuestra cultura de lectores despabilados, actualizados y atentos.

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